Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.

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Con esta comparación ingeniosa, Voltaire ilustra la paradoja de buscar la felicidad sin tener una comprensión clara de dónde encontrarla, de manera similar a cómo un borracho busca su casa incluso cuando sabe que tiene una. La metáfora resalta la ironía de la búsqueda de la felicidad, sugiriendo que a veces las personas buscan algo sin tener una dirección clara, a pesar de que la felicidad, al igual que la casa del borracho, está presente en sus vidas. La cita destaca la idea de que la felicidad puede ser más accesible de lo que se percibe, y a veces está en lugares inesperados o en aspectos cotidianos de la vida.