Pienso, luego existo.

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La famosa expresión "Cogito, ergo sum" (en latín) es una parte central de la filosofía cartesiana y se encuentra en su obra "Discurso del método". Descartes formuló esta frase como una certeza fundamental que no puede ser dudada. A través del acto mismo del pensamiento, uno se hace consciente de su propia existencia. La duda metódica es una parte esencial del enfoque de Descartes, y mediante la duda sistemática de todas las creencias, llega a la conclusión de que el acto de pensar es prueba suficiente de la existencia del pensador. La frase "Pienso, luego existo" se ha convertido en una declaración icónica de la filosofía cartesiana y sigue siendo influyente en la historia de la filosofía occidental.